Un requisito que transforma la operaciones de importación y exportación
El comercio exterior en México avanza hacia un entorno más digital y controlado. A partir del 9 de diciembre de 2025, el Documento de Valor y Comercialización (DVC) será un requisito obligatorio en todas las operaciones de importación.
Este nuevo formato sustituye gradualmente al COVE (Comprobante de Valor Electrónico) y busca mayor trazabilidad, certeza de valor y eficiencia en el despacho aduanero.
El DVC es un documento electrónico que concentra información clave de cada importación: tipo de operación, datos del importador o exportador, descripción de las mercancías, valores, descuentos y demás elementos necesarios para determinar la base gravable. Su transmisión se realiza en la Ventanilla Única (VUCEM), generando un folio y acuse de recepción que deben integrarse en el pedimento antes del despacho.
Con esta obligación, la autoridad aduanera refuerza el control sobre el valor declarado, reduciendo riesgos de subvaluación, multas o retrasos en las operaciones.
Panorama actual del comercio exterior
Durante 2024, México procesó más de 11.2 millones de pedimentos con un valor superior a 30 billones de pesos, de los cuales 74.6 % correspondieron a importaciones. En el primer semestre de 2025, el valor declarado de las mercancías creció 22.9 % y las importaciones aumentaron 23.9 % frente al mismo periodo del año anterior. (INEGI.2025) La recaudación aduanera ya supera 1.23 billones de pesos, impulsando a la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) a invertir en infraestructura y sistemas digitales para fortalecer la fiscalización. (ANAM, 2025).
En este contexto, el DVC se convierte en un pilar para asegurar datos confiables y agilizar procesos.
Qué se debe considerar para la adopción del DVC
Esto implica ajustes internos tanto para empresas como para sus representantes aduanales. Algunos puntos clave:
- Sistemas y documentación: verifcar que el software o proveedor logístico pueda generar y transmitir el DVC en tiempo real y almacenar el acuse para cada pedimento.
- Procesos internos: capacitar al personal en la captura de datos obligatorios (RFC, valores, descuentos, descripción de mercancía) para evitar errores que detengan el despacho.
- Seguimiento normativo: mantenga actualizadas las validaciones del Anexo 22 y cualquier modificación a las Reglas Generales de Comercio Exterior que pueda afectar campos o formatos.
- Prevención de riesgos: una declaración incompleta o fuera de tiempo puede derivar en multas, retenciones de mercancía o auditorías, por lo que la planeación es crítica.
Aunque el uso del DVC es voluntario hasta el 8 de diciembre, empezar a transmitirlo desde ahora permite detectar fallas y ajustar sistemas sin la presión de la fecha límite. Quienes se adelanten tendrán mayor control operativo y menos riesgo de contratiempos en la temporada de cierre de año, cuando las importaciones suelen intensificarse.
La obligatoriedad del DVC marca un nuevo estándar para el comercio exterior en México. Más que un simple requisito, es una oportunidad para modernizar procesos, fortalecer el cumplimiento y reducir contingencias. Los importadores, exportadores y agentes aduanales que adopten esta práctica de forma anticipada estarán mejor posicionados para operar en un entorno cada vez más digital, fiscalizado y competitivo.
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